Magia y memoria transitan, como conector subyacente, entre las diferentes piezas programadas en la primera sesión de cortometrajes de Canarias Cinema en esta 23 edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria. David Pantaleón, Jesús F. Cruz, Fernando Alcántara, Pablo Borges y Alexander Cabeza Trigg son los realizadores que protagonizan esta entrega de cortos con sello canario, que se proyectan este sábado 20 de abril en el Cine Yelmo Las Arenas (sala 6, 10:00 y 17:00 horas): un compendio de diferentes maneras de entender la ficción documental. O cuando menos, con maneras propias del documental durante la mayor parte de este metraje combinado.
El naciente (David Pantaleón) | 4 min.
El naciente, de David Pantaleón, propone la primera ración de sugerencia sobrenatural de esta sesión, en una pieza que el realizador isleño (buen conocedor del Festival de la capital grancanaria), rodó en el pasado Festivalito de La Palma. “Como se ruedan las cosas allí”, explica, “con un tema o lema que te tiran, y que en este caso era ‘No quiero madurar, no soy un aguacate’. A partir de ahí montamos un pequeño relato sobre la fuente de la eterna juventud».
Allí, en La Palma, este corto de cuatro minutos se llevó el premio del público, “que siempre es algo muy bonito, porque allí el público es también la gente que ha estado haciendo películas. Que le den ese cariño al corto fue una alegría”, apunta Pantaleón. Según el director, “lo más interesante para mí es la película que surgiría a partir del final del corto, que es algo que puede traer cosas rarísimas. Y no sabemos si para bien o para mal”.
El realizador de El naciente subraya el papel de Javier Cerdá en la dirección de fotografía, “porque era la primera vez que colaborábamos juntos y, la verdad, es que ha sido muy cómodo trabajar con él”. Y es que, para Pantaleón, esos son los detalles de una producción que le seducen especialmente porque “más allá de cómo salgan las películas al final, los procesos de cómo se hacen te dan siempre algo mágico. Por eso ya vale la pena todo».
Cabreo (Jesús F. Cruz) | 13 min.
Jesús F. Cruz debutó en el Festival Internacional de Las Palmas de Gran Canaria hace dos años con Una flor en el vacío (2022). Desde entonces, y con par de piezas más en su bagaje, Cruz continúa creciendo como realizador, algo que refleja en su peculiar Cabreo. El director imprime a este nuevo corto su sello visual personal, muy reconocible, en el que las texturas, el grano de la imagen, la inspiración psicodélica y un tono explotation dotan a su trabajo de una seductora ironía.
“Todo viene porque el resultado de la cámara no me gusta mucho, en realidad”, apunta Cruz, “porque en realidad yo grabo con una réflex y con eso tiro. Y claro, me encanta evocar toda la ciencia ficción de los setenta y la psicodelia. O las corrientes retro que han ido en esa línea. Sí, mi zona de confort está en lo fantástico, hasta que decida lanzarme a otras cosas. Todas mis ideas pasan por ahí: tengo una especie de filtro de lo fantástico”.
Ese filtro se lo ha aplicado el director canario a todos los ingredientes empleados para componer una pieza en la que, señala, “la propia cabra demuestra su enfado con los humanos, o con la gente que la ha tratado mal a lo largo de la historia”. Una suerte de memoria telúrica de Canarias se presenta en Cabreo bajo la mirada peculiar de Cruz, con música de Peste Bubónica, artista a la que el director propuso un trato conveniente para ambos: Cruz realizaba su primer videoclip y, a cambio, metía su música en su película, “porque la escuché cuando la estaba montando, y la verdad es que le quedaba perfecto”.
Jesús F. Cruz sigue, a estas alturas, “un poco sorprendido”, por su selección para el Festival. Es consciente de que “lo que hago es algo muy extraño, mezclo cosas muy extrañas y que me hayan dado la oportunidad… yo estoy flipando, la verdad”. Sensación que ha prolongado desde su debut en el certamen desde 2022, y al hilo de la cual apunta que “en Canarias Cinema y en general, el Festival da la oportunidad a otros tipos de cine. Gracias a eso he podido ver películas en pantalla grande que de otra manera se me habrían escapado”.
A Cruz también le atrae poder departir con otros realizadores y sumergirse en el mundillo en estas fechas, en su tierra, ahora que “en Canarias estoy viendo que la gente coge cosas de otros lados, las mete en su cine. Eso hace que todo sea mucho más rico, y también que nos apoyemos entre nosotros».
Colonos del espacio (Fernando Alcántara) | 11 min.
Cuando en pantalla se anuncia al espectador que está a punto de ver imágenes del XXVI Campamento Nacional de Alta Montaña del año 1967 queda claro que está ante un ejercicio creativo de montaje. Un sentido y cuidado trabajo que firma Fernando Alcántara, en efecto, en Colonos del espacio, y con la caldera volcánica como, más que fondo, verdadera protagonista.
Porque el espacio es el medio al que debe adaptarse y que tiene que dominar el hombre. De ahí que Alcántara también aluda a una sentencia de Manuel Alemán en su pieza: “Existe una antropología del espacio porque el espacio es una dimensión del hombre” (Psicología del hombre canario, 1980). “Estoy en el camino de desarrollar un largometraje de ficción cuando, en esta investigación, me encuentro con esta película en la Filmoteca”, explica el director. Al principio, este material “no formaba parte de ningún plan para montar un cortometraje, pero a lo largo del tiempo, y a medida que iba relacionándome con las imágenes, me di cuenta de que tenía unas posibilidades narrativas vinculadas a los temas que estoy justo trabajando, pero que también contienen un significado propio”.
A partir de ahí, Alcántara comenzó “con un proceso de montaje creativo: con la técnica y un trabajo de diseño sonoro, trataba de bajar estas ideas de la película al corto». Lo consiguió, también sorprendido desde un primer momento por el hecho de que las imágenes «están filmadas de manera exquisita, muy bien fotografiadas, a nivel de encuadre, iluminación, movimientos de cámara… Los planos duraban lo que duraban, pero me adapté a eso”.
“Trabajo con ideas psicogeográficas, sobre cómo nos afectan los espacios de manera psicológica, sobre cómo ocupamos el territorio. Aquí hay una metáfora acerca de cómo llegamos a un espacio, somos capaces de adaptarnos a él y de alguna manera dominarlo. Eso, además, lanza múltiples lecturas sobre el estado actual de Canarias, y demás”, detalló el autor. Lo cual no es poco fondo para un ejercicio de montaje.
Más cuando el material original está rodado en 16 milímetros en blanco negro con una textura “muy evocadora”, especifica. Y continúa explicando, “hay algo en esas imágenes que tienen una densidad, perduran en el tiempo. La textura analógica tiene mucho peso, y ese fue otro de los motivos que me pedía hacer algo con este material”.
El realizador, que también ha estado al cargo el montaje de Las cosas queridas (corto de Pablo Vilas igualmente seleccionado en esta entrega de Canarias Cinema), siente el Festival de Las Palmas de Gran Canaria como “un punto de encuentro, un lugar al que ansías llegar durante el año: te encuentras con compañeros, descubres películas, compartes tu trabajo… Todos los participantes de Canarias Cinema creo que coincidimos en que ha tenido un poder didáctico muy grande a la hora de educarnos la mirada. Y sobre cómo nos ha influido su propia programación a la hora de continuar el proceso nosotros como cineastas. Estas deseando que llegue, para descubrir qué está sucediendo en España y a nivel internacional con nuevas formas narrativas. Creo que ocupa un hueco que se ha quedado huérfano en cuanto a un tipo de cine que no se proyecta en las salas comerciales. Y, como cinéfilo, te da la posibilidad de acudir a estas películas que se encuentran en los márgenes”.
La isla errante (Pablo Borges) 18 min.
Pablo Borges desarrolla en La isla errante una historia empapada en un particular “realismo mágico canario”, describe. “Desde la concepción de la pieza lo tenía claro: por un lado, con la fantasía evocadora de San Borondón, que los isleños tenemos tan presente, y por otro, lo más crudo de la realidad en Canarias, como es la turistificación. Quería que el corto pivotase entre esos dos puntos”, apunta el propio director. En su intencionalidad también está una vocación “muy plástica, con una iconografía que ilustrase por dónde quería llevar la criatura de San Borondón”.
Esa, y no otra, es La isla errante: su ausencia “nos recuerda que no hay ninguna otra isla de repuesto a la que irnos si las cosas las hacemos mal en la nuestra”, recalca Vilas. En su ficción adquieren papeles principales el veterano José Luis de Madariaga (el propietario de una finca de plataneras) y Thomas Schumann (el empresario que lo tienta con una oferta de compra). Si bien, “tampoco había que retratar a ningún demonio, como la bestia alemana que vienen a por nuestras tierras, no era eso. Aunque tampoco hay que negar que parte del capital extranjero está ahí”, comenta Borges.
El reparto lo termina de conformar Iván Álamo y el jovencísimo Sergio Hernández. Hijo y nieto del protagonista. En la fase de proyecto a Borges le decían eso de “que no trabajáramos ni con perros ni con niños, muy de Hitchcock. Pero bueno, Truffaut decía justo contrario, que por lo menos hay que rodar una vez en la vida con un niño. A mí no me pareció nada costoso, el niño, al final está haciendo de niño. Hay muchos planos robados, y hay un comportamiento genuino de niño. Solo le decíamos que tenías que salir de A, pasar por B y llegar a C. Fue todo muy natural”. “Por otra parte”, agrega, “algo muy guay del corto es su interacción con Madariaga, cómo chocan la voz de la experiencia con la de alguien que está empezando, que ve todo esto como un juego”.
Para Borges, ha sido “una gozada disfrutar del festival como espectador, ver los toros desde la barrera y luego participar de él, torear”. Algo que logró en 2023 con Cloro, su debut en Canarias Cinema y en el certamen, lo cual “fue algo superbueno para tener recorrido por festivales”. “Estrenar aquí es estar en un entorno inmejorable de cine”, asegura. “El Festival ha tenido un papel fundamental de formar a los cineastas, antes de la llegada de las escuelas de cine a Canarias, y después de eso, también. Y tiene una de las mejores programaciones a nivel nacional”.
Para formar parte de ella, Borges ha asumido las dificultades y los altibajos “económicos y emocionales” que deben afrontar muchos realizadores en sus comienzos. Entre una pieza y otra «hay que sustentarse. Estuve trabajando como acomodador en un cine en las palmas, precisamente, para poder hacer este corto». El director canario demanda más herramientas para los creadores isleños, “porque creo personalmente en el poder transformador del cine, más en una sociedad como la nuestra”. De momento, no se ha ido del todo de San Borondón, porque “sí quiero desarrollar más esta historia. Podría encajar perfectamente en un largo. Por ahora, estamos en la fase de escritura”.
El Canto de los Años Nuevos (Alexander Cabeza Trigg) | 23 min.
Alexander Cabeza Trigg debuta en el Festival de Las Palmas de Gran Canaria con El canto de los años nuevos. Un corto rodado en La Gomera, como producción propia y con el respaldo de Aider La Gomera: una entidad que desarrolla diferentes acciones en el mundo rural, muy relacionadas con el patrimonio. Un proyecto común entre ambas partes cristalizó en la obtención de una beca de la Unión Europea para impulsar nuevas maneras de pensar en el patrimonio inmaterial. Lo que, a su vez, devino en una serie de talleres con los niños de la escuela de Vallehermoso, en conexión con gente local, “que han hecho de actores, con un conocimiento del territorio muy específico. Pusimos en conversación de la gente mayor con los niños. Hicimos un taller de escucha del paisaje, otro de arqueología. Y el sonido de la película es de los niños que ponen música al corto». Lo explica el propio realizador, que confiesa que “al final, se nos fue todo de las manos”.
El director señala como, “en El canto de los años nuevos, conectamos lo tangible, el paisaje, con lo intangible”. Y con el silbo gomero. El ejercicio creativo que ha demandado el corto, en realidad, encaja con el perfil del propio Alexander Cabeza Trigg, antropólogo y cineasta, que ya había firmado con anterioridad La tramuntana (2020). “Estudié Antropología social y cultural en Barcelona, y empecé a hacer cosas muy visuales, con la fotografía, pero acabé derivando hacia la imagen en movimiento de manera natural. La forma de trabajar parte mucho de los métodos y las ideas que vienen de la antropología. Todo ese background es lo que intento aplicar a lo que hago con la imagen”, comenta el realizador.
En su mirada, “lo que más me interesa es generar un proceso para hacer una película que no se limite a imponer una voz del director sobre el espacio en el que trabaja, sino algo que tenga que ver con una correspondencia entre yo mismo, que me veo como una especie de mediador, y las personas que trabajan en la película. Eso es lo que cojo de la antropología para aplicarlo al cine. Al final la película se convierte en un espacio en donde incluir visiones distintas”.
Cabeza Trigg admite que “cuando uno hace las cosas así, partiendo de que todo se puede cambiar y todo se puede improvisar, lo complicado a veces es acotar los límites. Por un lado, la pieza es muy libre, pero se hace frágil a nivel narrativo”. Hasta hoy, como cineasta, ha asumido el reto, incluso hasta el punto de plantearse emprender un nuevo proyecto como largometraje, que ya ha comenzado a escribir.
El director, aunque debuta en la capital grancanaria, es buen conocedor del Festival, porque “como yo mismo distribuyo lo que hago sabía que aquí había una conexión entre mi cine y lo que se hace en el Festival. Muchas de las cosas se explican solas en este contexto”, y más si se abordan temáticas como la que él mismo propone en su corto, porque, comenta, “aquí se mantiene una visión a nivel histórico sobre el territorio que no se entiende mucho en la Península”.
Toda la programación del festival está disponible en su web oficial, lpafilmfestival.com.
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