Operación E, Una pistola en cada mano y El chef, la receta de la felicidad son los tres títulos nacionales que se hacen hueco en la temporada navideña. Sin tregua, Un buen partido y El doble del diablo completan el listado de estrenos cinematográficos en Las Palmas de Gran Canaria.
Miguel Courtois (director de El lobo y GAL) se mete en Operación E en la vida de un campesino, Crisanto, al que da vida, el una vez más, enorme, Luis Tosar.
Humanidad y compromiso político, son dos de las claves que transmite esta historia basada en hechos reales, sobre un hombre al que, bajo amenaza de muerte, las FARC colombianas entregan el hijo recién nacido de la secuestrada Clara Rojas.
Española, aunque descaradamente afrancesada, es El chef, la receta de la felicidad, una película de Daniel Cohen, en donde uno de los ingredientes estrella es Jean Reno.
El francés de origen español, Jean Reno, es un chef de tradición que contará con la ayuda de un nuevo ayudante, Jacky (Michaël Youn) un aficionado con talento, muy interesado por la nueva cocina.
La comedia culinaria plantea el difícil dilema entre estatus y principios. ¿Podrá Jean Renó saltarse sus principios y jugar con la química en sus recetas, o se mantendrá fiel a sus ideas y perderá una estrella Michelin?
La tercera de las españolas, Una pistola en cada mano, es de un director del que somos confesos admiradores, Cesc Gay (Hotel Room, Krampack, En la ciudad, Ficció, V.O.S.). Su sexta película vuelve a ser coral. En este caso ocho hombres que atraviesan una crisis personal se ven retratados en situaciones cotidianas, todos ellos serán analizados bajo el común denominador de enfrentarse a una crisis de identidad masculina.
El reparto reúne a ocho personajes que rondan los 40, interpretados por Javier Cámara, Ricardo Darín, Eduard Fernández, Jordi Mollà, Eduardo Noriega, Alberto San Juan, Leonardo Sbaraglia o, de nuevo, Luis Tosar.
Desde Europa llega el cuarto estreno de la semana. No sabemos si es desvarío o alucinación, lo que sabemos es que, el argumento de la coproducción entre Bélgica y Holanda, El doble del diablo, de Lee Tamahori, es de lo más curioso que hemos visto en las últimas semanas. En este caso, se trata de la vida de un clon. Un clon del hijo de Saddan Hussein, Uday, creado para salvaguardar al brutal príncipe de los peligros que le acechan.
Aconsejan no perder de vista el trasfondo del filme: ambiente prebélico antes de la primera Guerra del Golfo, situación de la mujer, corrupción…
Esta semana, las pelis que están en minoría, en cuanto a títulos, que no en cuanto a copias, son las norteamericanas. Bien, por una vez, el producto nacional se crece en las salas y encuentra el hueco necesario para contar otras realidades o simplemente entretener. De otro lado del atlántico, desde EE.UU. se presentan las dos últimas películas de la semana, Un buen partido y Sin trauma.
Gerard Butler y Jessica Biel protagonizan Un buen partido, una comedia romántica que cuenta con rostros tan populares como los de Uma Thurman, Dennis Quaid y Catherine Zeta-Jones.
Gabriele Muccino (En busca de la felicidad, Siete almas) dirige una producción que podríamos incluir dentro del saco de películas con entrenador de equipos infantiles. Un subgénero que suele contar con el favor del público. Desde aquí nos preguntamos por qué.
De otro lado, Sin tregua, drama de acción policíaco, llega después de haber liderado la taquilla norteamericana en septiembre.
Sin tregua igualmente podría haberse titulado Sin fronteras, ya que analiza esa delgada línea que separa a polis corruptos de polis buenos.
David Ayer dirige a Jake Gyllenhall y Michael Peña, ambos en la piel de jóvenes patrulleros de los Angeles, cuya vida está en peligro por haber confiscado armas y dinero a un cártel de droga. Ayer juega estéticamente con el metraje encontrado, en donde cada uno graba al de enfrente, de forma que, nos hace estar en situación, y palpitar al ritmo que la tensión de la trama avanza.
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