La Casa de Colón celebra el 12 de diciembre, a las 19:30 horas, el concierto del grupo especializado en repertorio de música antigua, Las Hespérides, ‘Guiados son d’una estrella. Villancicos de Navidad y ensaladas para las Navidades en la Corte del Duque de Calabria (1526-1554)’. El programa que interpretará Las Hespérides en esta cita pretende recrear la música que pudo escucharse en la Valencia virreinal en una Navidad cualquiera de mediados del siglo XVI, seleccionando villancicos y ensaladas, todos de temática navideña, de las dos fuentes musicales citadas, ambas vinculadas, en mayor o menor medida, a esta corte.
Las Hespérides
El grupo, integrado por Magdalena Padilla y Cristina Barceló (tiple), David Batista (alto), Jesús Cabrera (tenor), Julián Padilla (barítono), Yurena Darias (viola de gamba), Paula Pinero (percusión histórica) y Vicent Bru (clave), mantiene su interés hacia el repertorio renacentista español, siendo su propósito recrear, con el máximo rigor, obras enmarcadas dentro de este periodo histórico.
El concierto
Las obras que se interpretarán son ‘Extraña muestra d’amar’, que parte de una de las obras cumbres de la polifonía española, las ‘Canciones y Villanescas espirituales, de Francisco Guerrero, maestro de capilla y raçionero de la Santa Iglesia de Sevilla a tres, y a cuatro, y a cinco boces’ (Venecia, 1589); ‘Guiados son d’una estrella’, que se centra en la corte del Duque de Calabria, uno de los centros culturales más relevantes durante el siglo XVI en la Península Ibérica, y ‘El sentir de mi sentido’, que gira en torno a la estrecha relación entre poesía y música durante el Siglo de Oro español, periodo de notable florecimiento cultural que dio lugar a insignes poetas cuyos textos fueron tomados a su vez por algunos de sus compositores coetáneos como base para sus obras vocales.
Conscientes de la gran relevancia de la polifonía durante los siglos XVI y XVII, otro de los objetivos de Las Hespérides es la revalorización de este repertorio. Asumiendo esencial en estas composiciones el vínculo entre palabra y música, en sus interpretaciones tratan siempre de resaltar esta comunión perfecta, siendo la declamación de los versos, su comprensión y expresividad una de sus prioridades.
Programa
Valencia llegó a ser, a finales del S.XV, la ciudad más poblada de la Corona de Aragón, acudiendo a ella artistas y comerciantes de toda Europa. Fue un punto clave para el intercambio cultural entre Italia y la Península debido a su localización, que la convirtió en el principal puerto de entrada de los manuscritos musicales procedentes de Italia.
Durante la corte virreinal de Fernando de Aragón, Duque de Calabria, entre 1526 y 1550, la ciudad del Turia fue considerada el principal centro artístico hispano gracias a la actitud humanista del Duque, quien impulsó las artes y las letras. Su capilla musical fue considerada una de las más importantes de la Península Ibérica, entre cuyos músicos cabe destacar a Pedro de Pastrana, capellán y maestro de capilla posiblemente entre 1529 y 1533, y a Bartolomé Cárceres, compositor y copista. Mateo Flecha el Viejo se piensa que mantuvo estrechos lazos con esta corte, llegando incluso algunos musicólogos a afirmar que pudo llegar a ocupar el cargo de maestro de capilla después de Pastrana.
El Cancionero del Duque de Calabria, editado en Venecia en 1556 como Villancicos de diversos autores, a dos, y a tres, y a quatro, y a cinco bozes, agora nuevamente corregidos. Ay más ocho tonos de Canto llano, y ocho tonos de Canto de órgano para que puedan aprovechar los que a cantar començaren, a diferencia de lo que suele ser habitual en los impresos musicales del Renacimiento, carece de prólogo y dedicatoria por lo que resulta difícil conocer el por qué, cuándo y cómo se recopiló esta antología.
Conocido también como Cancionero de Uppsala -por ser en esta ciudad sueca donde fue descubierto en 1909- reúne 55 villancicos ordenados en función del número de voces y la temática, la mayoría anónimos (sólo aparece en uno de ellos el nombre de Gombert, si bien otros han podido ser atribuidos a diversos compositores).
Las ensaladas de Flecha, maestro de capilla que fue de las Serenísimas Infantas de Castilla, Recopiladas por F. Mateo Flecha, su sobrino, abad de Thyan y capellan de las Majestades Caesareas, con algunas suyas y de otros autores, por el mesmo corregidas y echas estampar… publicadas en Praga en 1581 por Mateo Flecha el Joven representa la única colección impresa conocida del compositor de Prades, a pesar de la gran popularidad de la que debió gozar su obra. Escritas en un estilo inusual, entre lo culto y lo popular, todas ellas combinan diferentes fragmentos musicales (propios o de otros autores) en los que se insertan citas en diversas lenguas (latín, italiano…) y onomatopeyas, se alternan pasajes homofónicos y contrapuntísticos, y los textos siempre contienen alguna referencia navideña.
- La ensalada «El Fuego» es un ejemplo de la riqueza temática y musical de Flecha. En ella se representa el fuego como una fuerza destructiva y purificadora utilizando imágenes alegóricas. El texto describe tanto el fuego real como un fuego espiritual o divino, sugiriendo el miedo al juicio final o a la condena, pero también la purificación del alma. Los contrastes musicales de la obra, que alternan entre secciones rápidas y lentas, así como diferentes texturas vocales, capturan la naturaleza cambiante del fuego.
- «La Bomba» es una de las ensaladas más humorísticas de Flecha, y su título hace referencia a una tormenta en alta mar. La pieza describe una situación caótica, en la que los marineros están aterrorizados por la inminencia de una tempestad. La música imita el ruido de la tormenta, el viento y las olas, creando un ambiente dramático y, al mismo tiempo, cómico. Flecha incorpora múltiples idiomas y estilos musicales en esta obra, lo que era característico de sus ensaladas. La tormenta finalmente amaina, y los marineros dan gracias a Dios por su salvación.
- «La Negrina» es una obra que hace uso de personajes africanos, una representación muy común en la música europea del Renacimiento. Se caracteriza por el uso de un lenguaje onomatopéyico, imitando el habla de esclavos africanos en España. Aunque hoy en día esta representación puede considerarse problemática por su connotación estereotípica, en la época era una muestra de la curiosidad europea por lo exótico. En términos musicales, «La Negrina» destaca por su ritmo animado y el uso de danzas africanas o influencias percusivas que le dan un carácter único y vibrante en comparación con otras ensaladas.
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